Aunque ya estemos metidos de lleno en la primavera... allá por febrero, para ser más exactos, de 18 al 23 de febrero, me fui con mis criaturas a la semana del esquí escolar.
En principio iba con algo de miedo, ya que el encargado de preparar dicha semana, y veterano en ello, me había advertido de la dureza de la misma; y además, era la primera vez que pasaba la noche con mis alumnos, y no iba a ser una, sino ¡¡¡5 noches!!!
El domingo, día 18, la salida al medio día fue nerviosa e inquieta, me iba a lo desconocido, tenía ganas, pero también tenía miedo de cómo se comportarían los niños.
La primera noche fue horrible, no pude dormir apenas, ya que los niños estaban nerviosos y tampoco podían dormir.
A partir del lunes, la semana fue DURA, muy dura, pero mereció mucho la pena. Conocí a mis alumnos desde otro ámbito y me ayudó mucho para conectar con ellos, no solo curricularmente.
Durante el día participaban en el taller de esquí y por la tarde, participaban en talleres específicos preparados desde el albergue... vamos un no parar desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos.
El tiempo atmosférico fue muy variado, desde sol, viento, nieve, ventiscas,... pero excepto un día que cerraron las pistas, todos los demás pudimos subir a pistas.
Sin duda, para mí, y espero que para ellos, fue una semana muy especial, que será difícil de olvidar. Siempre será el primer grupo con el que hice noche...
2 comentarios:
Fie una gran suerte que nuestros hijos vivieran esa experiencia con profes tan estupendos. Siempre recordarán con alegría esos cinco días. ¡Muchas gracias!
La suerte ha sido mutua, ¡son unos chicos estupendos! :D
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